domingo, 2 de agosto de 2009

Los hombres, las mujeres y las expectativas

Creo que las parejas más felices son las parejas en que los dos se reconocen como pares. Y sin embargo, todavía sigo sintiendo que hay hombres que creen que hay mujeres para acostarse y mujeres para casarse. No a un nivel en el que lo puedan decir abiertamente, pero sí en el que actúan en consecuencia de ese pensamiento. Si hoy tuviese un hijo adolescente, trataría de enseñarle justamente a comprender que las mujeres son de carne y hueso, no son ninfas, ni hadas, ni criaturas virginales, y que va a ser más feliz si puede encontrar a alguien que lo acompañe, no a alguien a quien mirar a la distancia. No sé si se entiende lo que quiero decir. Mejor dejo un poema que lo explica bastante claro:

TÚ ME QUIERES BLANCA

Tú me quieres alba,
Me quieres de espumas,
Me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada

Ni un rayo de luna
Filtrado me haya.
Ni una margarita
Se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
Tú me quieres blanca,
Tú me quieres alba.

Tú que hubiste todas
Las copas a mano,
De frutos y mieles
Los labios morados.
Tú que en el banquete
Cubierto de pámpanos
Dejaste las carnes
Festejando a Baco.
Tú que en los jardines
Negros del Engaño
Vestido de rojo
Corriste al Estrago.

Tú que el esqueleto
Conservas intacto
No sé todavía
Por cuáles milagros,
Me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
Me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡Me pretendes alba!

Huye hacia los bosques,
Vete a la montaña;
Límpiate la boca;
Vive en las cabañas;
Toca con las manos
La tierra mojada;
Alimenta el cuerpo
Con raíz amarga;
Bebe de las rocas;
Duerme sobre escarcha;
Renueva tejidos
Con salitre y agua;
Habla con los pájaros
Y lévate al alba.
Y cuando las carnes
Te sean tornadas,
Y cuando hayas puesto
En ellas el alma
Que por las alcobas
Se quedó enredada,
Entonces, buen hombre,
Preténdeme blanca,
Preténdeme nívea,
Preténdeme casta.

Alfonsina Storni